Cómo estamos de cara a los próximos 50 años, según Leonidas Montes y Kathya Araujo
Los expertos conversaron con DF sobre algunas claves que nos pueden orientar para entender al país de hoy, a medio siglo del golpe de Estado, y para iniciar el camino hacia los próximos 50 años.
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Leonidas Montes, director del Centro de Estudios Públicos, y Kathya Araujo, quien dirige el Núcleo Interuniversitario Individuos, Lazo Social y Asimetrías de Poder, son agudos observadores de la sociedad chilena y sus cambios. En el podcast “Diálogos DF, Chile en los últimos 50 años”, conversaron sobre algunas claves que nos pueden orientar para entender al país de hoy, a medio siglo del golpe de Estado, y para iniciar el camino hacia los próximos 50 años.
“A nosotros los chilenos nos gusta mirarnos el ombligo y estamos ignorando un contexto internacional donde las mismas cosas están pasando”.
Leonidas Montes: “Había altas expectativas en que Boric podía lograr una mirada a futuro de unidad nacional, pero hoy no se está viendo”
- En economía como en política, podríamos decir que el país vive una fase un poco atípica. ¿Cómo describir al Chile que recibe los 50 años del golpe de Estado?
- Kathya Araujo: Es un momento de mucha incertidumbre y de mucho movimiento, y al mismo tiempo de poca estabilidad. No solamente el país, también la región. El modelo económico necesita ajustes más allá de una cuestión ideológica, sino en su propia dinámica. Todo esto trae grados de inquietud, de dificultad, de negrura. Es un momento en que hay mucha dificultad para la serenidad, como de arenas movedizas. Uno está en ese lugar con un piso que nunca está quieto, ¿no? Socialmente eso tiene muchas consecuencias.
- Leonidas Montes: A nosotros los chilenos nos gusta mirarnos el ombligo y estamos ignorando un contexto internacional donde las mismas cosas están pasando. Yo creo que eso es súper importante tenerlo en consideración porque estas arenas movedizas no las vivimos s0lo los chilenos, sino que se están viviendo en Latinoamérica, en Europa, en Estados Unidos, en el mundo en general.
- Pero este debía ser un momento de pausa reflexiva sobre nuestra historia, ¿no es así?
- L.M.: Respecto de los 50 años, a mí lo que me inquieta es que había como altas expectativas de lo que iba a ser este aniversario. Patricio Fernández estaba a cargo de toda una coordinación que iba a buscar cierto sentido de unidad, por así decirlo, cierta mirada de futuro. Y la verdad es que eso, por una serie de razones, se ha ido diluyendo. En vez de estar con esa mirada de futuro, con un contexto de encuentro, de sentido republicano -que es lo que se vivió ciertamente con el Presidente Lagos para los 30 años, e incluso con el mismo Piñera y esa famosa frase de los “cómplices pasivos” en el aniversario 40°, que fue un remezón muy grande-, esto ha sido mucho más polarizado. Yo creo que había altas expectativas en que el gobierno del Presidente Boric podía lograr una mirada a futuro de unidad nacional, pero hoy día no se está viendo.
- ¿Concuerdas en que el momento no ha estado a la altura de las expectativas, Kathya?
K.A.: Es una tristeza que en 50 años no hemos logrado elaborar un hecho histórico. La única evidencia que vamos a estar todos de acuerdo es que hay un sentimiento de fracaso que nos toca a todos, porque no ha habido una real elaboración de esto. Tenemos una polarización que lleva consigo grados de simplificación que no ayudan a la elaboración histórica y que implican grados de falta de civilidad muy alta. O sea, hay un grado de violencia muy alto y que estamos manteniendo por muchos años en las diferentes dimensiones del espacio público. Estamos viviendo con esa violencia.
“Una de las cosas que hará la inteligencia artificial es exigir capacidades de discriminación y de elaboración ética que habíamos olvidado que teníamos que desarrollar hasta ahora”.
Kathya Araujo: “Si uno tuviera que concentrarse y decir dónde voy a poner las fichas principalmente, sería en educación”
- Un reciente artículo del Financial Times planteaba que las economías desarrolladas ya hicieron las reformas que tenían que hacer para estar donde están: abrieron sus economías, desregularon sectores estratégicos, invirtieron en tecnología, etcétera. Para dar un salto cualitativo hacia un desarrollo más avanzado necesitan otro tipo de reformas. Chile, pese a ser una economía emergente, ¿está en una situación un poco análoga?
- Leonidas Montes: Los economistas hablan de la trampa del ingreso medio y yo creo que somos víctimas de eso. Si tú observas este fenómeno del progreso y el crecimiento, nos hemos quedado estancados. Entre el ‘85 y 2013 Chile crecía cerca del 6%. Los últimos 10 años hemos crecido a una tasa prácticamente nula, a un 1% y eso, obviamente, aunque sabemos que la economía no es todo, genera problemas en la sociedad. Es inevitable.
- ¿Como que hay menos oxígeno, por decirlo así?
- L.M.: Hay menos oxígeno, sin duda, sobre todo cuando tú tienes, como el caso de Chile, una clase media que vive en una tremenda vulnerabilidad. Si existen expectativas de una mejor vida, pero no hay crecimiento económico, enfrentamos realmente un problema. La convergencia, para los economistas, es que después de un tiempo los países empiezan a crecer menos, Pero acá lo que sucedió es que dejamos de crecer y eso realmente un problema. Estamos enfrentando problemas de reforma del Estado que todos sabemos que hay que hacerlas desde hace mucho tiempo, como el estatuto administrativo en el empleo público. No nos olvidemos que del Estado depende aproximadamente 1 millón de personas en Chile ya. La permisología es otro tema. ¿Cómo vamos a atraer inversión si cualquier cosa que se haga en este país requiere años de tramitación? Entonces estamos enfrentando un desafío como Estado.
- Hay consenso bastante transversal, de que en el futuro de Chile la educación tiene que cambiar y que parte de los problemas que enfrentamos hoy tienen que una cuota importante que ver con eso.
- L.M.: La educación es evidentemente el gran desafío. Chile fue uno de los países que más sufrió durante la pandemia en ese ámbito y muchos niños están rezagados. El Colegio de Profesores, hay que decirlo con todas sus letras, no ha ayudado para nada en la tarea de una educación para el futuro, sino que ha velado como cualquier gremio, por sus propios intereses. A mí me parece evidente que la educación que hoy día tenemos, tanto básica como universitaria, está prácticamente obsoleta. Yo creo que viene otra forma de entender la educación, donde todo está disponible y no hay nada que aprender de memoria. En Chile seguimos teniendo carreras sumamente largas, seguimos teniendo una educación que es como una camisa de fuerza con un currículum. Pero seguimos estancados sin movernos a una educación más moderna.
- Justamente esa educación más moderna, ¿qué elementos debe tener en un mundo en que irrumpe la inteligencia artificial y los jóvenes se educan cada vez más a distancia?
- Kathya Araujo: Tenemos muchos otros espacios de crisis, pero si uno tuviera que concentrarse y decir dónde voy a poner las fichas principalmente, sería en educación. El trabajo va a dejar de ser una herramienta de estructuración vital, porque vamos a perder trabajo y vamos a ganar en tiempo libre. Vamos a tener que acostumbrarnos a ese tiempo libre, pero vamos a tener que formarnos de otra manera. Una de las cosas que hará la inteligencia artificial es exigir capacidades de discriminación y de elaboración ética que habíamos olvidado que teníamos que desarrollar hasta ahora. Hoy vas a tener que poder discriminar lo que es verdad de lo que no es verdad, lo que es una información relevante de lo que no es una información relevante. Y sobre todo, ¿cómo logramos que efectivamente los niños aprendan, que las familias aporten y que la escuela sea un lugar para que se transmitan formas de convivencia?
- ¿Y la inteligencia artificial? ¿Cómo se prepara un país como Chile para subirse a una revolución de esa magnitud?
L.M.: Lo que veo es que este es un tema enorme a nivel mundial, que tiene connotaciones no solo intelectuales, sino éticas y también geopolíticas. La gran pregunta es, ¿se puede regular esto o no? Europa está tratando. Pero nosotros, en términos muy modestos, creo que vamos a ser simples usuarios de estas nuevas tecnologías. Como liberal, siempre uno tiene que estar acostumbrado a la incertidumbre, a que las cosas cambian. Entonces a mí no me produce miedo, porque tengo mucha confianza en el ser humano. Sigo siendo un ferviente creyente en la capacidad de los seres humanos para ir adaptándonos e incorporar nuevas tecnologías a nuestra vida.
Chile y sus circunstancias: ¡Es la política!
- Gran parte de lo que hemos hablado -educación, inteligencia artificial, sistema político- tiene mucho que ver con política pública. ¿Por dónde empezamos: por reformar el Estado o la política?
- Leonidas Montes: Hay un consenso en el mundo académico respecto a la reforma del Estado hace mucho tiempo, pero esto parte con una reforma profunda al sistema político, antes que al aparato estatal. Antes teníamos el binominal y había dos grandes bloques; seis o siete partidos, pero dos grandes bloques. Y funcionaba. Luego se elimina y ocurre, como muchos advirtieron, la fragmentación política y la emergencia de nuevos partidos. Hoy tenemos 22 partidos y, en la práctica, si tú lo ves desde el punto de vista objetivo, tenemos un binominal de facto polarizado. Eso es lo que tenemos con 22 partidos que hacen muy difícil gobernar desde hace más de 10 años. Y claramente no estamos solucionando los problemas con la creación de nuevos partidos.
- Kathya Araujo: Solamente quería agregar que la cuestión de la modernización del Estado es una conversación de los años ‘90 y hay que reconocer que se ha intentado. Estoy de acuerdo con lo que dice Leonidas, que es el sistema político, pero es también una cultura política que ha funcionado de una manera que hoy nos parece más inaceptable, o porque no funciona más. Pero los estudios muestran que la cultura política se ha vuelto muy clientelar, muy de favores, muy de reparticiones. Hay una forma de funcionamiento de la política que creo que ha sido dañina para todos.
- Algunos sostienen que “el modelo tocó techo”. ¿Es así?
- K. A.: Este es un país con muchos recursos, pero el problema es que no se están movilizando y yo creo que hay una gran responsabilidad de las élites políticas, y también de las intelectuales. El diagnóstico está hecho hace alrededor de 12, 15 años, pero tenemos paralizadas las reformas desde hace un montón de tiempo. Tenemos dificultades para ponernos de acuerdo y una esfera política erosionada. Es como si la política pusiera un manto que hiciera difícil la colaboración y la construcción de hitos.